En el Día Internacional de la Mujer, queremos poner de manifiesto las desigualdades aún presentes en el ámbito laboral y que dificultan a las mujeres poder desarrollar e impulsar sus carreras profesionales.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en los últimos 27 años la brecha de trabajo entre hombres y mujeres se ha reducido en menos de un 2%. La diferencia mundial de mujeres ocupadas respecto a hombres era de 700 millones en 2018, lo que significa que las mujeres seguían teniendo el 26% menos de probabilidades de ser contratadas que los hombres. Por otro lado, la OIT también constata que las mujeres tienen más probabilidades de ser contratadas en empleos considerados poco cualificados o precarizados y de tener peores condiciones de trabajo.
La desigualdad persiste una vez las mujeres están contratadas. Y es que aún existe una gran brecha salarial que se reduce muy poco a poco. En la Unión Europea, las mujeres ganan de media casi un 15% menos por hora que los hombres. Y aunque la mayor brecha salarial se produce en Estonia (23%), ningún país miembro se salva y la de España se sitúa en un 13,9%.
Hay varios factores detrás de la brecha salarial de género, algunos más allá del ámbito laboral, pero podemos identificar algunos elementos clave que nos ayudan a comprenderla (datos de Eurostat):
- La tasa de empleo para la población en edad laboral es de un 73% de hombres frente a un 62,3% de mujeres
- Las mujeres trabajan a media jornada en un 21,6% más que los hombres
- Hay el doble de directores que de directoras en las empresas de la Unión Europea (33% frente a 67%)
- El 31% de la población inactiva debido a responsabilidades de cuidado son mujeres, respecto a un 4,2% de hombres
A pesar de que más mujeres que hombres terminan la educación superior en la UE, estas están menos representadas en el mercado laboral. Hay una sobrerrepresentación de mujeres en sectores con bajos salarios y una infrarrepresentación en los sectores mejor remunerados.
Esta menor representación de las mujeres en los puestos directivos es un problema persistente que lentamente estamos solventando, a medida que más mujeres acceden a puestos de toma de decisiones y se convierten en referentes tanto para las futuras directivas como para el conjunto de la sociedad, demostrando que las mujeres merecemos y debemos ocupar esos lugares tanto como los hombres.
El fenómeno por el cual la proporción de mujeres disminuye a medida que se asciende en la jerarquía piramidal se denomina “techo de cristal”, implicando que existe una barrera invisible que impide a las mujeres acceder a los puestos más elevados, de mayor responsabilidad y liderazgo. Esto es consecuencia de los obstáculos en su carrera profesional, que actúan como freno a su promoción interna.
En 2019, las mujeres representaban solo el 27,5% del total de los Consejos de Administración de las empresas del IBEX 35. Un aumento considerable respecto a 2005 (3,3%) pero aún muy desproporcionado respecto a los hombres. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) había establecido un objetivo del 40% de mujeres para 2022. Si se mantiene el mismo ritmo de crecimiento, este objetivo no se alcanzaría hasta 2025. En cuanto a los cargos de alta dirección, solo hay un 15,7% de mujeres, demostrando un techo de cristal invariable en los últimos años.
Para acabar con el techo de cristal, garantizar la equidad salarial y promover la empleabilidad de las mujeres, el Real Decreto Ley 6/2019, de 1 de marzo, de medidas urgentes para garantizar la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en la ocupación, establece la obligatoriedad de elaborar y aplicar un plan de igualdad en aquellas empresas superiores a 50 personas trabajadoras.
Este 8M queremos animar a todas las empresas a implementar un plan de igualdad e impulsar el talento y la carrera de las mujeres en su plantilla.