La digitalización resulta un factor clave para las oportunidades en la sociedad actual, por esa razón los planes de digitalización deben incorporar objetivos de igualdad de las mujeres. Si no existe una perspectiva de género en la transformación digital, las mujeres perderán posiciones y oportunidades en esta nueva etapa de transformación estructurales.
La crisis del COVID ha acelerado la digitalización. En unos años se ha avanzado en adopción de tecnologías digitales lo que estaba previsto avanzar en una década, según diversas fuentes del ámbito de la innovación o digitalización.
La brecha digital de género persiste. En nuestro entorno, aunque la gran mayoría tanto de hombres como de mujeres tienen un smartphone en bolsillo, por tanto existen pocas diferencias entre hombres y mujeres conexión a internet, pero siguen existiendo importantes diferencias en los usos que le dan. La segunda y tercera brecha digital, están vigentes, hacen referencia a la utilización de internet y a la incorporación de las tecnologías digitales para transformar las relaciones sociales, profesionales y laborales.
La digitalización es clave en las oportunidades profesionales de las personas, y la brecha digital género está siendo un freno para el avance en la igualdad de oportunidades en el ámbito laboral de las mujeres. Sin ir más lejos, actualmente 9 de cada 10 empleos exige competencias TIC, y la tendencia para 2021 y 2022 es ir a más. Además, el propio sector digital es un ámbito que ofrece muchas oportunidades de ocupación. De hecho la Unión Europea prevé que en dos años existan 500.000 puestos de trabajo en el ámbito digital que no van a poder ser cubiertos.
Los programas de digitalización deben contemplar específicamente acciones para reducir la brecha digital de género que existe en todos los niveles de estudios y ocupación; no solo por razón de menor nivel de estudios o de profesiones con menos cualificación, existe una brecha a todos niveles en usos avanzados de herramientas digitales entre hombres y mujeres.
Precisamente se trata de “brecha de género” porque implica discriminaciones o desigualdad entre hombres y mujeres. La tercera brecha digital de género tiene, sin duda, repercusión en el empleo: A mayor nivel de habilidades digitales, mayor tasa de empleo.
La brecha de género afecta también a mujeres de cargos intermedios: directivas, y especialmente microempresarias, autónomas. Que si en estos momentos no aceleran sus habilidades digitales a la misma velocidad que lo está haciendo el mundo laboral, estarán en riesgo de perder su empleo o que sus pequeños negocios fracasen. Esta circunstancia se acentúa en las mujeres de más de 45 años que además sufren limitaciones en sus oportunidades por el techo de cristal.
Un dato relevante es la diferencia entre la presencia de hombres y mujeres en LinkedIn - un 53% de hombres y un 47% de mujeres- en el que es la carta de presentación o aparador actual en el ámbito profesional. O el hecho de que solo un 13% de las mujeres usa internet para vender bienes o servicios propios frente al 18% de los hombres- 5 puntos de diferencia-.
En este sentido, propuestas como SheTransforma de sheleder.eu - un programa de capacitación y acompañamiento en el proceso de transformación digital de pequeñas emprendedoras y autónomas- pretende acompañar a mujeres del ámbito servicios de las personas y los recursos humanos, como psicólogas, abogadas, consultoras... para aprovechar las oportunidades del trabajo en red.
Es fundamental que los planes de digitalización tengan en cuenta a las mujeres y de esta manera, la sociedad les ofrezca más oportunidades de inclusión en el ámbito laboral. Los planes de reactivación deben apostar por una Europa más verde, más digital y más igualitaria.